sábado, 12 de enero de 2013

Gata y araña.

No es nada habitual que Cía. tenga comportamientos felinos un tanto... peligrosos. Pero cuando la pelota de lana está fuera de su alcance y es incapaz de subirse al regazo de Don Pecas para ronronear e imaginarse una, porque las ganas de jugar aprietan y mucho, buenos son sus zapatos. Aunque los lleve puestos...
¿Os he dicho alguna vez que Cía. tiene las uñas y los dientes muy afilados?
(Ejem...) Pues no es del todo verdad, ¡los tiene superincreíblemente afilados!
Así que, más que jugar con ellos, les ha hecho una autopsia.
A pesar de la excelente calidad de la técnica y  los materiales con que fueron fabricados, ha tardado sólo trece segundos en arrancar la suela del zapato derecho y dejar a flecos el empeine del izquierdo.
¿Y qué hay de los pies de Don Pecas?
Bueno... Dejémoslo en que siguen siendo pies.
Cía. ha solicitado su perdón un millón de veces tras volver en sí cuando ha saciado su sed lúdica y él se lo ha concedido la vigésimo quinta, pero no lo ha dicho hasta que la cifra ha sido redonda.
¿Venganza o pasión por contar? Je, je...
Lo cierto es que pasará un tiempo antes de que nuestro querido y malherido amigo pueda volver a pasearse con garbo y Cía. ha aprendido una lección importante:
"Dos días sin jugar con la pelota por pereza = descontrol + pupa"

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